Desde hace años he entendido la importancia de viajar, conocer, experimentar y probar vinos de todo el mundo. Solo conociendo vinos de todos los parajes del mundo podremos tener una visión global del mundo del vino.
El vino no acaba en Ribera del Duero, Rioja ni Burdeos, hay mucho más. Si solo nos quedamos con lo cercano, nuestro gusto se quedará anclado a sabores y olores cercanos, creyendo que solo ese tipo de vinos es el correcto.
Quién me conoce sabe que me encanta los vinos de zonas cercanas a Valladolid, pero a la vez soy de los más críticos con ellos, porque hay tanto potencial que solo siendo crítico se puede llegar a la excelencia. Pero para valorar estos vinos de manera más objetiva hay que conocer otros vinos foráneos.
Recientemente escuché decir a un gran jurado internacional, que en unos premios internacionales le había tocado vinos tintos de un país de nuevo mundo, diciendo que lo típico de ese país en tintos era Cabernet Sauvignon, estoy muy seguro que sería Pinot Noir, porque por las características que describía cuadraba más en la de Pinot. Esta persona es un gran catador, pero no conoce absolutamente nada de los vinos de nuevo mundo. ¿Hasta qué punto es apto para valorar esos vinos? Pues puede que sea mejor que uno que solo haya probado vinos de esa zona, ya que ha probado muchos vinos de otros países,pero será peor catador para esta zona que una persona que conoce vinos de allí y otros lugares.
Qué quiero decir con esto, que hay que probar, probar y volver a probar, para aprender más y más. El estarse quieto, el no pensar más allá, la falta de interés, solo provoca el anclamiento en un mínimo conocimiento.
Cada vez que veo que alguien que se quiere dedicar a este maravilloso mundo del vino, tiene miedo y rechaza el irse fuera de su zona, o país, me fastidia y me da pena. Pierden una gran oportunidad de crecer profesionalmente y como persona, y quizás por la actitud patria, hay demasiado de ello.
Como siempre, viva el vino!, sea de donde sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario