Conocía de antemano los vinos de la bodega Valdemar, pero la visita me sorprendió gratamente ya que es apta para todos los públicos, desde los niños a los enófilos más empedernidos.
La visita comienza en la sala de barricas de vino blanco, y ya desde el principio, copa en mano, o mejor dicho, en cuello. Nos dan un cuelga-sujeta copas el cuál es útil y muy original. El vino que probamos es un blanco, el Conde Valdemar Viura sierra Cantabria. Vino sorprendente por su grasa y volumen, muy gastronómico. Muy interesante, que acompañado de un micuit es estupendo.
De ahí pasamos a la bodega donde ahora mismo hacen la gama inspiración. En breve esta área será dedicada principalmente para los vinos de parcela y vinos de más alta gama. La maquinaría y depósitos en esta zona son especialmente modernos, con depósitos troncocónicos y control de temperatura.
De ahí pasamos a las instalaciones de finca el Marquesado. Hablamos del vino especial La Gargantilla, un 100 % Garnacha y caminamos hacía la bodega donde descansan en jaulones de madera los vinos embotellados. En este momento los más pequeños de la visita prueban mosto y los mayores disfrutamos del Reserva Conde Valdemar. Vino super interesante, sobretodo por su calidad precio.
Terminamos la visita en el wine bar con una cata de Inspiracción Valdemar Selección. Vino más fresco y frutal y con una madera bien integrada. Todo ello maridado con buen queso y embutido.
En resumen, el proyecto Valdemar es un ejemplo a seguir por sus vinos, pero sobretodo por su enoturismo que es accesible a todos los públicos y que ha ganado recientemente el premio Best of en Enoturismo.
Agradecer a Ainara de Dios su tiempo y amabilidad y a Joaquin Parra por hacer posible esta visita.
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