El segundo día empezó con una grata sorpresa con una cata vertical de Ariyanas Terruño Pizarroso de Bodegas Bentomiz, situada en la Axarquía en Málaga.. Fueron 5 añadas desde 2004 a 2008. Con diferencias interesantes entre ellos. Destacaría el 2005 donde creo que el vino era más corpulento y equilibrado. Gran descubrimiento de la mano de su creadora Clara Verheij.
Tras la cata, pude catar otros vinos de esta bodega, descubriendo vinos diferentes y muy interesantes.
Asistí también a la siguiente cata (muy a pesar me perdí la de Ribera). Era sobre el proyecto Garnachas de España de Vintae. Probamos 6 Garnachas de diferentes lugares. Las primeras ya las había probado hace años, pero hubo sorpresas muy curiosas. Los vinos catados fueron:
- Garnacha salvaje del Moncayo 2015: mucha fruta y gran frescura.
- Garnacha olvidada de Aragón 2013: Garnacha más corpulenta con madera bien integrada y tanino algo duro.
- Garnacha perdida del Pirineo 2015: fruta roja, toque floral y sotobosque. Gran estructura, cálido y largo.
- Garnacha Fosca de Priorat 2014: fruta madura con la volátil al límite, característico de Priorat,
- El Garnacho viejo de la familia Acha 2010: vinazo, fruta madura, con madera bien integrada, equilibrado y con buena estructura.
- La Garnacha de hielo 2009: vino dulce. Olor fruta pasa y membrillo. En boca equilibrio dulzor-acidez.
Ya en Madrid Fusión, pasé por el stand de Argentina, donde probé diversos vinos de donde destaco el Rutini Malbec 2014.
Pasé a conocer también los vinos de Bodegas Arraez, frescos y desenfadados y un nivel calidad-precio muy bueno. Muy recomendable.
La última cata-conferencia que fui, fue a la de Torres. Con maestro de ceremonias Josep Sabarich (Director Técnico) y Sergi Castro (Sommelier) nos hablaron sobre las variedades recuperadas en Cataluña. Cata muy interesante que comentaré a continuación;
- Forcada 2016: Vino blanco. Flores tipo manzanilla. En boca gran acidez, mucha frescura.
- Pirene 2016: Vino tinto. Buena capa de color. Olor balsámico con un toque lácteo. En boca buena acidez, algo secante y a la vez hace salivar y apetece beber más.
- Gonfaus 2016: Vino tinto. Mentolado y frutas tipo ciruelas e higos, con un toque de frambuesa ácida. En boca equilibrado y largo.
- Moneu 2015: Vino tinto. Olor a frutas del bosque. En boca buena acidez y largo, necesita algo de redondez que ganará con el tiempo.
- Querol 2015: Vino tinto. Olor a fruta roja con madera bien integrada. En boca es muy bueno. Gran volumen, tanino y acidez, muy compensado.
Tras esta gran cata tuve la oportunidad de conocer los vinos de Miquel Gelabert. Esta bodega hace auténticos vinazos, con variedades en ocasiones desconocidas para mi. Destacaria Sa Vall, y el Chardonnay Roure selección especial. En tintos destacaría el Golos hecho con variedades autóctonas.
Agradecer desde aquí a Miquel padre e hijo su gran atención.
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