A la hora de lanzar una nueva gama de productos (en nuestro caso un vino nuevo) tenemos que analizar la situación actual del mercado. Existen nuevos estratos de tipos de consumidores, hay que diferenciarse y luchar en un mundo globalizado.
Por tanto, una vez visto la situación del mercado, deberíamos analizar nuestros productos frente a los de la competencia. Ver que atributos de otros vinos gustan más al consumidor, así como temas de envase como puede ser las etiquetas. Todo esto con pruebas de preferencias, que se pueden realizar por ejemplo en centros comerciales.
De todas estas pruebas obtenemos unos resultados y vemos que atributos son más valorados y deberíamos trabajar para conseguirlos en nuestros vinos con puntuaciones más altas.
Una vez obtenido un producto con los atributos elegidos hemos de comprobar dos cosas: Por un lado que los consumidores diferencian nuestro nuevo producto de los que ya teníamos (por ejemplo pruebas triangulares) y realizar un test de preferencia entre nuestro producto y la competencia.
Si todos los resultados de los test y pruebas son positivos (hay que definir que es un resultado positivo antes de realizar cualquier prueba) se desarrolla el producto.
El producto debe tener un nombre, una marca que se recuerde fácil. Para ello es conveniente realizar también un pequeño estudio de preferencia entre distintos posibles nombres. Con todo ello se elije nombre, tipo de botella, etiqueta y producto a desarrollar.
Lo siguiente que debemos hacer es informar al consumidor. Para ello tenemos muchas herramientas publicitarias. Pongo algunos ejemplos: perfil en redes sociales, catas promocionales, vídeos en youtube (yo soy muy amante de las nuevas formas de comunicación), etc...
Tenemos que poner el producto al alcance de los compradores, de manera que sea accesible. Por ejemplo: cabeceras de supermercados o tiendas especializadas, venta online por página web propia, cartas de restaurantes, etc... (depende a que compradores queramos dirigirnos). Otra opción para remarcar el producto es darle valor añadido con regalos como pueden ser sacacorchos, quitagotas, etc...
Es importante realizar una evaluación post-compra para ver la conformidad del consumidor. Realizando encuestas en la web o con teléfonos de atención al cliente.
Todos esto es a grandes rasgos, cada vino, bodega, marca ha de ser estudiado en profundidad, pero a grandes rasgos puede servir este ejemplo.
Otro día continuaré hablando de marketing enológico y pondré ejemplos de marcas que han sabido diferenciarse, aunque no siempre con éxito.
Por tanto, una vez visto la situación del mercado, deberíamos analizar nuestros productos frente a los de la competencia. Ver que atributos de otros vinos gustan más al consumidor, así como temas de envase como puede ser las etiquetas. Todo esto con pruebas de preferencias, que se pueden realizar por ejemplo en centros comerciales.
De todas estas pruebas obtenemos unos resultados y vemos que atributos son más valorados y deberíamos trabajar para conseguirlos en nuestros vinos con puntuaciones más altas.
Una vez obtenido un producto con los atributos elegidos hemos de comprobar dos cosas: Por un lado que los consumidores diferencian nuestro nuevo producto de los que ya teníamos (por ejemplo pruebas triangulares) y realizar un test de preferencia entre nuestro producto y la competencia.
Si todos los resultados de los test y pruebas son positivos (hay que definir que es un resultado positivo antes de realizar cualquier prueba) se desarrolla el producto.
El producto debe tener un nombre, una marca que se recuerde fácil. Para ello es conveniente realizar también un pequeño estudio de preferencia entre distintos posibles nombres. Con todo ello se elije nombre, tipo de botella, etiqueta y producto a desarrollar.
Lo siguiente que debemos hacer es informar al consumidor. Para ello tenemos muchas herramientas publicitarias. Pongo algunos ejemplos: perfil en redes sociales, catas promocionales, vídeos en youtube (yo soy muy amante de las nuevas formas de comunicación), etc...
Tenemos que poner el producto al alcance de los compradores, de manera que sea accesible. Por ejemplo: cabeceras de supermercados o tiendas especializadas, venta online por página web propia, cartas de restaurantes, etc... (depende a que compradores queramos dirigirnos). Otra opción para remarcar el producto es darle valor añadido con regalos como pueden ser sacacorchos, quitagotas, etc...
Es importante realizar una evaluación post-compra para ver la conformidad del consumidor. Realizando encuestas en la web o con teléfonos de atención al cliente.
Todos esto es a grandes rasgos, cada vino, bodega, marca ha de ser estudiado en profundidad, pero a grandes rasgos puede servir este ejemplo.
Otro día continuaré hablando de marketing enológico y pondré ejemplos de marcas que han sabido diferenciarse, aunque no siempre con éxito.
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